jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Veinte años?



Los Simpson cumplen 20 años. ¿Cómo que los Simpson cumplen 20 años? ¿Ya? Pero si era una cría cuando empezaron. ¿Ya han pasado 20 años de eso? No puede ser. Pero el vértigo se apodera de mí cuando recuerdo una conversación en mi primer curso de universidad en la que una compañera me decía que los Simpson y El Mundo ya habían cumplido 10 años. Pero no pueden haber pasado ya 10 años de eso. No. No puede hacer casi 10 años que yo empezaba la universidad. Dios, cómo pasan los años. Entonces era apenas una niña de 18 añitos (aún no los había cumplido) y resulta que el año que viene hará 10 años que empecé Periodismo ilusionada, muy ilusionada de poder estudiar lo que me llevaría a hacer lo que me gustaba. ¿Y ahora? Ahora me planto con 27 tacos y con el síndrome de Peter Pan, ese que sufrimos muchos de mi generación. Y es que si hace casi 10 años que empecé la carrera, el año que viene hará cinco que la acabé. ¿Y qué he hecho en estos cinco años? Pues trabajar y trabajar (afortunadamente), pero sin querer echar raíces porque, eso sí, aún me queda mucho por hacer antes de “poner el huevo” y decidirme a hacer lo que toca después de estudiar y encontrar un trabajo.

Esto es sólo una pequeña reflexión de cómo pasan los años y sin que nos demos cuenta quedan ya muy lejos aquellas tardes en el CEU, aquellos años en la facultad que nunca olvidaremos, aquellas horas de grabación y de montaje lineal o no lineal, aquellos trabajos interminables, pero también aquellas horas de cafetería y aquellas personas a las que conocimos y pusimos en nuestras vidas para siempre, aunque no siempre los veamos o aunque pasen meses sin hablar con ellos.

Quizás esté nostálgica porque se acerca el final de año y aprovechamos para recordar y hacer balances. Y si me pongo a recordar no puedo olvidar que en estos diez años acabé la carrera, pero también he trabajado. Y cinco años dan para mucho. Para madurar (aunque uno se resista a ello), para aprender, para crecer y para pensar que nos vamos haciendo mayores, aunque no queramos. Dicen que “el que mata el tiempo no es un asesino, es un suicida”. Y es que queremos que los días pasen y cuando nos damos cuenta no sólo han llegado las vacaciones de Navidad o verano, sino que HAN PASADO 10 AÑOS.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Muere lentamente

Buceando por Internet, por casualidad, me he topado con este poema que muchos han adjudicado a Pablo Neruda, pero cuya verdadera autora es Martha Medeiros. Creo que la letra está tan cargada de significado, que lo único que puedo hacer es reproducirlo para compartirlo con todos.

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Martha Medeiros

martes, 27 de octubre de 2009

Relájese

No llega antes quien más corre, sino quien menos tropieza. Con esa inteligente frase acababa ayer un reportaje de Telecinco sobre el stress y las prisas. Y es que cada día corremos más. Vamos con prisa a todos los sitios y curiosamente al final en lugar de quedarnos más tiempo para nuestras cosas tenemos menos tiempo para todo: amigos, familia u ocio.

Llegamos a un sitio y estamos ya pensando en que tenemos que estar en otro en menos de 15 minutos. Y al final tanto correr para quejarnos de aburrimiento en el momento en el que tenemos un poco de tiempo libre. Y lo más curioso es que nosotros mismos hacemos cosas por las que duplicamos trabajo o no ahorramos ni un segundo. Cogemos el coche para llegar antes a algún sitio y luego nos tiramos 20 minutos para aparcar. Mandamos un mail en lugar de hacer una llamada, cuando con ésta acabaríamos mucho antes (pensadlo: el tiempo que tardas en escribir el mail, el tiempo que tardas en leerlo cuando te lo contestan, y entre unas cosas y otras pueden pasar, minutos, horas o días. ¿No sería más fácil solucionarlo con una simple llamada?). La realidad es que a veces las tecnologías nos complican la vida.

Yo, que soy amante de la calma y las cosas tranquilas, me muero por una siesta, un fin de semana sin hacer nada o unas horas sentada frente al mar. Todo para disfrutar de esas pequeñas cosas que pueden darte grandes satisfacciones. Seguro que tomarse las cosas con tranquilidad es bueno para la salud.

Parece que en esta sociedad cada vez queda menos tiempo para el relax. Y es precisamente esa prisa que llevamos en hacerlo todo la que luego provoca que necesitemos yoga, spa o un masaje. Todo sea para evadirnos del stress. ¿Pero, no sería mejor tomarnos las cosas de otra manera?

viernes, 2 de octubre de 2009

Una buena noticia para los amantes del arte

Los amantes del arte y del sexo seguro están de enhorabuena. Una noticia llamaba mi atención esta mañana entre las hojas de los periódicos. Y es que al parecer el Museo Thyssen va a vender preservativos con imágenes de obras de arte. Sí, suena un poco extraño, pero la idea ha surgido con motivo de la exposición ‘Lágrimas de Eros’, dedicada al erotismo, y que podrá ser visitada dentro de dos semanas. Tras este reclamo, seguro que las visitas se van a multiplicar.

Ya me puedo imaginar en la tienda del museo los preservativos decorados con las obras de arte. Desde luego, ganas de ver la muestra no van a faltar, y si a alguien no le apetece pasearse por las galerías del Thyssen, siempre podrá comprar una colección de profilácticos y ver la muestra desde otra perspectiva. Otra opción es decirle a algún amigo que vaya a visitar la exposición que te traiga un recuerdo de la muestra, eso sí, en miniatura y no para quedarte mucho tiempo mirándola.

Mi enhorabuena a esta iniciativa, que seguro va a conseguir que más de un reacio al arte se interese por éste. Además, ya está bien de noticias de crisis, gripe y escándalos políticos, que lo que hace falta es un poco de humor y modernidad.

jueves, 17 de septiembre de 2009

A insultar, que es gratis

“Llamar hijo de puta al jefe no es motivo de despido”. Con ese titular de prensa nos reíamos unos y otros esta mañana bromeando sobre la posibilidad de hacerlo a partir de ahora. Según esta noticia el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha obligado a una empresa a readmitir a un trabajador que fue despedido por llamar “hijo de puta” a su jefe. La razón de la sentencia es que esta expresión es muy común en el lenguaje coloquial.

La misma noticia explica que El Estatuto de los Trabajadores contempla los insultos como causa de despido disciplinario, pero según el TSJC expresiones como “hijo de puta” son calificativos de uso corriente. Dejando a un lado el tema de que la sentencia me pueda parecer bien o mal, lo que me deja con la boca abierta es que este tipo de expresiones se consideren calificativos de uso corriente. Sí, es cierto que se usan habitualmente, pero ello no implica que no sean una falta de respeto. ¿O acaso por utilizarlas habitualmente están bien utilizadas? ¿Esto quiere decir que es correcto utilizarlas? ¿Cualquier hecho habitual debe dejar de ser castigado? Desde luego que no, pero parece que hemos perdido el respeto y los valores. Y para muestra, otro titular: “Voy a matar al jefe de estudios”. De forma paralela a la polémica suscitada por la Ley de Autoridad del Profesor”, un padre entró ayer en un colegio de Madrid amenazando y agrediendo a dos funcionarios del centro porque su hijo se había quejado del trato recibido en el comedor por parte de algún profesor.

Creo que lo último que se les hubiese ocurrido a mis padres ante esta situación hubiera sido ir al centro a agredir al profesor. Al contrario, en nuestra época (de la que no hace tantos años) evitábamos decir que nos habían echado un rapapolvo en clase porque el siguiente era el de tus padres (“algo habrás hecho”, hubiera sido la frase recibida). Pero no, ahora lo habitual en muchos padres (que quizás nunca debieron serlo) es acudir al centro a cargar contra los profesores si se atreven a castigar o a levantarles el tono de voz a sus hijos (porque aquello de levantar la mano sí que hace muchos años que afortunadamente dejó de ocurrir). Ante esta situación, ¿quién tiene la culpa de que los niños se rebelen en clase y de que cada día estén más imposibles? Pues va a resultar que esos padres que les aplauden las “gracias” en lugar de darles una buena educación. Al final, resulta que vamos en esa dirección de generación NI-NI (ni estudio, ni trabajo) cuya educación sufriremos dentro de pocos años.

Ahora sólo queda esperar que si los insultos y amenazas a profesores continúan siendo habituales no sean consideradas como algo de uso corriente por ningún tribunal. Hay que enseñar a las nuevas generaciones que el respeto debe ir por delante. La educación será la clave para poder sentirnos orgullosos de ellos posteriormente. Y en ese aspecto, todos tenemos mucho por hacer.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Y vuelta a la rutina

En primer lugar tengo que pedir disculpas por el abandono a este blog en los últimos dos meses. La explicación es sencilla y os la podréis imaginar: las vacaciones y el verano (que me gusta demasiado) han hecho que no me sentara a escribir ni unas líneas. Y cómo no, esta primera entrada de septiembre no podría ser para otra cosa que para hacer balance del periodo estival y contaros muy brevemente algunas de mis experiencias.




La primera parte de mis vacaciones transcurrieron en Huelva. Una semana por la costa de la luz, que permite al visitante desconectar, recorrer playas vírgenes inmensas protegidas por las dunas, y comer divinamente a base de productos ibéricos y buen “pescaíto”. Ya son dos veces las que nos hemos decantado por Huelva para pasar una semana en verano, y puesto que cada vez que lo digo la gente se extraña, os diré que es de las pocas costas vírgenes que quedan en España. Es espectacular y la tranquilidad lo impregna todo.




Ya en agosto, en mi segundo periodo vacacional nos decidimos por Cerdeña, una isla a la que parece que sólo ha llegado el turismo italiano. A pesar de ser una isla, es grandísima, y en una semana apenas te da tiempo a conocer algo, pero lo que conoces te deja con ganas de más. Un contraste de paisajes impregna Cerdeña, que pasa en un momento de la imagen de minas abandonadas, a montes verdes y dunas de siete metros que ocultan el mar. El agua es la más transparente que os podáis imaginar, y cuando te das un baño lo último que te apetece es salir de esas aguas cristalinas.

Pero después de pasar el verano de la mejor manera posible, vuelve septiembre. Y no es que septiembre sea malo, pero lleva implícita la vuelta a la rutina, al trabajo, la llegada del frío, de los días más cortos… Se acaba todo eso que hace especial el verano.

Ánimo y a llevarlo con humor, que seguro que ayuda. Yo, de momento, intentaré recuperar la rutina de escribir en este espacio. Y por supuesto, apuraré el verano porque aún no se ha acabado. Queda tiempo para algún que otro día de playa y para algún mojito, ¿no?

jueves, 9 de julio de 2009

Prohibido ser padre



Estoy convencida de que para algunas personas debería estar prohibido ser padre. Sí, ya sé que es un poco fuerte lo que estoy diciendo, pero después de ver dos noticias en los diarios de hoy, sontengo más firmemente esta afirmación. Y si para trabajar hay que pasar a veces duras entrevistas habría que plantearse si ser padre no es más delicado e importante. Después de lo visto, propongo que se haga una especie de permiso para ser padre. No se escandalicen, ¿acaso no pasan multitud de pruebas las personas que quieren adoptar a un pequeño?

Todos hemos visto en alguna ocasión alguna persona con su hijo y hemos pensado “pobre niño, como puede ser padre ese tío/a”, pero parece que eso se queda en una anécdota con el tipo de noticias que hoy encontrábamos en los diarios (convertidos cada vez más en páginas de sucesos).

Ayer un padre intentaba tirar a su hija de dos años por una ventana desde un octavo piso en China. Afortunadamente, un equipo de rescate fue capaz de salvar a la niña, cuyo padre dio posteriormente positivo en el control de drogas. Pero un momento, ¿en qué mundo vivimos? ¿cómo puede un padre intentar matar a su hija, drogado o no? Perturbado, desequilibrado, loco… cualquier adjetivo se queda corto para denominar a este tío que menos padre puede ser calificado de cualquier cosa, aunque creo que lo más acertado sería hijo de puta (con perdón y teniendo en cuenta que su madre seguramente no tiene culpa de nada). Como podréis suponer no hay respuesta ante semejante acción. Lo mejor que podría hacer este tío es cortarse los … y hacer un favor a la humanidad, que para tener un padre así mejor ser huérfano.

Otra perla del estilo contribuía hoy a llenar unas líneas de algún periódico. “Hallado el cadáver de un bebé en un vertedero de Toledo”. Lo peor de esto es que no es la primera vez que lo escuchamos y seguramente no será la última. Pero por repetida que sea no deja de ser otra acción para la que es imposible encontrar calificativos porque cualquiera se quedaría corto.

Todo esto deja al padre del niño fumeta chino a la altura del betún (como diría mi madre). Pero tiempo al tiempo que aunque no le ha intentado matar directamente, le está proporcionando una muerte segura.

Señores, señoras, padres y madres del mundo, por favor, piénsense dos veces si ser padre, que es una responsabilidad suficiente como para meditar sobre el tema. Y si cree que puede ser uno de estos especímenes, lo dicho, haga un favor a la humanidad y corte por lo sano sus posibilidades de engendrar una pequeña criatura condenada a tenerlo como progenitor.

miércoles, 8 de julio de 2009

Eso que saca lo mejor de nosotros

Hay tantas cosas que son capaces de sacar “lo mejor” de nosotros mismos que en algunos momentos te asustas al ver tu primera reacción. Ayer iba paseando con mi amigo Pere por la playa cuando de repente vimos amenazado nuestro cuerpo en un pequeño que lanzaba bolas de barro al aire. La primera reacción fue decir sin que nos pudiera escuchar algo así como “si me da, te tiro una bola a la cara…” u otra lindeza del tamaño de “te comes la arena”. Al fin y al cabo sólo era arena y agua, y teniendo en cuenta que estábamos en la playa y el pringue es seguro, en el peor de los casos hubiera bastado con darnos otro baño antes de irnos, pero aún así los peores instintos surgieron ipso facto, aunque claro está que al segundo siguiente estábamos riéndonos de nuestras ideas al ver la barbaridad que habíamos soltado, sabiendo que sólo era un niño.

Eso es sólo una tontería y la razón está injustificada, pero el mismo paseo dio para otras cosas. Ejemplo de ello un hombre que informaba a un bañista con la pala (raqueta) en mano de que aquel juego estaba prohibido en la playa. Debe ser que el dichoso hombre ha descubierto un lado peligrosísimo al tradicional juego de dos palas y pelota y por ello se sacó una nueva ley de debajo del brazo, sin tener en cuenta que, como dijo Pere, la casa donde seguramente vive y por eso se cree el dueño de la playa, está infringiendo la Ley de Costas. El mismo Pere le hubiera contestado “ah, ¿está prohibido jugar a las palas? Y usted, ¿vive en esas casas a diez metros de la playa?, pues creo que usted sí que está infringiendo la Ley, concretamente la de Costas”. Lástima que no se lo dijo a él, pero como hombre precavido se ha guardado la respuesta para el próximo.

Otra historia de la playa. Llego, busco un sitio con suficiente espacio para no estar encima de nadie y de repente empieza a llegar gente que se pega a mí, como si en la playa no quedaran metros y metros de arena para extender la toalla. Recordarme que mire si tengo algún imán de capullos en la piel que no encuentran otro sitio mejor para clavar la sombrilla que a 30 centímetros de mí.

Luego está la gente que va de lista y se cree que tú eres tonta. Esto puede pasar en casi cualquier sitio, pero uno de ellos son las colas. Estás esperando para ser atendido y de repente llega alguien que debe pensar que él es más guapo y no tiene que esperar. Debe ser que los demás somos tontos y nos gusta hacer cola.

Pero los que se llevan la palma, y ni que decir tiene que merecerían un amplio artículo sólo para ellos, son los macarras al volante (los macarras, los tipos que piensan que la carretera es suya, o aquellos que por llevar un gran coche piensan que son dios). Esta especie es, sin duda, la gente que más me saca de mis casillas. Y mira si soy tranquila, pero es subir al coche y me entra una mala leche cuando me encuentro a estos individuos. Las señales no existen para ellos, la distancia de seguridad debe ser como un chiste cuando te están besando el culo, a pesar de que tú vas a una velocidad aceptable. Y además de esto se piensan que tienen razón, aunque serían incapaces de escucharte porque el chumbachumba que llevan en el coche parece el hilo musical de la ciudad. Supongo que no se han planteado que su música no tiene por qué gustar al resto del mundo, y les debe parecer tan maravillosa que quieren compartirla con todos. Vamos, que entre la música al 100%, las ventanillas bajadas y los macrotubos de escape es imposible comunicarse con estos especimenes, así que lo que te queda es pegar un grito (que por supuesto no va a oír) y cabrearte con el mundo.

Y esas son algunas de las lindezas que sacan lo mejor de mí. Seguro que hay muchas otras que amenazan con amargarme el día, pero ante esta situación, creo que lo mejor es tomártelo con humor y después de ese primer impulso incontrolable, respirar hondo, pensar que el mundo está un poco tarado, pero que también hay gente maravillosa con quien reírte un poco. Así que a seguir girando con el mundo y a disfrutar de los tarados que consiguen sacar, ahora sí, lo mejor de ti.

jueves, 11 de junio de 2009

Para caerse de las manos




El otro día alguien me dijo que el periódico que leía cada día mientras tomaba su café matutino era cada vez más fino. Y su siguiente comentario fue: “un día se me va a caer de las manos”. Lejos de mi intención hacer de este blog un llanto de la profesión, pero es que las malas noticias para los periodistas se han hecho habituales. Efectivamente, Javi, un día el periódico se te va a caer de las manos porque las empresas periodísticas continúan tirando a redactores a la calle y las páginas se tienen que rellenar con menos de la mitad de la plantilla. Y lamentablemente el resultado no es sólo un periódico finísimo, con más hojas de anuncios de contactos que de información. Lo peor de este resultado es que esas hojas son en la mayoría de los casos relleno.

¿Cómo va a hacer un periodista periodismo de calle si tiene que rellenar tres, cuatro o cinco páginas? ¿estamos locos o qué? ¿qué hay de aquello que nos enseñaban en la Facultad sobre el número ideal de páginas por redactor para hacer buen periodismo? Sabíamos que hacer sólo una página era una utopía, pero esto es una exageración que sólo se puede hacer copiando y pegando. El resultado: periódicos sin calidad, sin temas propios y aburridos hasta la médula. Adiós al buen periodismo, ese que todos soñamos con hacer en algún momento. Adiós a una profesión romántica por antonomasia.

El diario gratuito “20 minutos” ha anunciado que cierra ocho de sus quince delegaciones para convertirlas en corresponsalías. Entre 16 y 20 periodistas se van a la calle. Son las últimas víctimas, pero no las únicas y seguro que en menos de una semana habrán más despidos en otros periódicos. Desde hace algunos meses es la rutina.

Quizás una de las cosas curiosas a nivel personal es ver cómo los elegidos por los dichosos EREs son periodistas con una larga trayectoria, que parecían consagrados o que fueron quienes te explicaron hace apenas cinco años las directrices que debías seguir cuando dabas los primeros pasos.

La profesión pierde su fuerza y es hora de reinventarse. Hay que ponerse a pensar en cómo salir de esta.

miércoles, 10 de junio de 2009

No perdones la siesta



¿El mejor invento español? ¿La siesta? No lo sé y no me atrevería a hacer semejante afirmación, pero lo que tengo claro es que si puedo no la perdono. Después de casi nueve horas por el mundo (tras haberme levantado a las 7 de la mañana) y después de comer, lo que más me apetece es echarme esa cabezada que mi cuerpo necesita. Y digo cabezada por llamarlo de alguna manera, porque quien me conoce sabe que para mí una buena siesta tiene que durar 90 minutos. Y hoy, por fin, los estudios me dan la razón.

Europa Press informa de que “las siestas podrían mejorar la sensibilidad del cerebro a las emociones positivas”, según un estudio de la Universidad de California que se ha hecho público durante la reunión anual de la Asociación de Sociedades Profesionales del Sueño que se celebra en Westchester (Estados Unidos).

Pero la investigación va más allá y apuesta por las siestas largas. Hasta ahora la mayoría de estudios señalaban que la siesta debía durar aproximadamente 15 minutos y nunca alcanzar fases profundas. Sin embargo, estos investigadores han descubierto que “las siestas en las que el sueño llega a pasar por la fase REM (movimientos de ojos rápidos) refrescan la sensibilidad empática del cerebro para evaluar las emociones humanas al disminuir el sesgo negativo y amplificar el reconocimiento de las emociones positivas”. Según muestran los resultados, “los individuos que durmieron la siesta entre 60 y 90 minutos y pasaron por la fase REM aumentaron su receptividad ante la expresión facial de felicidad después de dormir. Por su parte, las personas que no durmieron siesta durante el día mostraron mayores reacciones ante la ira y el miedo”.

Yo no he participado en este estudio, aunque podría haberlo hecho (¿a quién no le gustaría que le llamaran para hacer un estudio en el que sólo tuviera que dormir una siesta de 90 minutos?), pero puedo asegurar que cuando el horario de trabajo te obliga a madrugar, lo que más te agradece el cuerpo es ese descanso a mitad del día. Te levantas un poco atontada, pero con fuerzas para continuar el día.

Exportada la siesta a otros países, seguimos sumando beneficios a la siesta, así que os invito a practicarla, dentro de vuestras posibilidades, claro está. Dejad la ira y el miedo para otros y buscar las emociones positivas. Seguro que vuestro cuerpo y mente os lo agradecen.

martes, 12 de mayo de 2009

La música está de luto



Hoy nos ha dejado uno de los grandes. Nos ha dejado esa mirada triste, alejada, ausente, melancólica. Y nos ha dejado un gran vacío a todos. Incluso a aquellos que nunca lo conocimos, pero a los que su música nos llegó muy dentro. Y es que la música de Antonio Vega ha marcado una época (incluso para aquellos que nacimos en los ochenta).

Empezó con Nacha Pop, y la mítica “Chica de Ayer” lo llevó a ser conocido por todos. Pero más allá de esta canción que marcó una época, Antonio Vega supo como nadie sobreponerse a las modas para estar en la actualidad musical, independientemente de lo que ésta marcara.

Esta mañana nos llegaba la noticia. Antonio Vega moría a los 51 años, al parecer, de una dolencia pulmonar. Y en ese momento a media España se nos encogía el corazón. Mientras leía la noticia no podía creer lo que estaba viendo. Y es que sus seguidores sabíamos que había pasado épocas malas. Quien no recuerda aquel concierto de los 40 principales en el que todos temblamos al verlo aparecer. Pero se iba sobreponiendo a los problemas y los fieles confiábamos en la recuperación del genio, en verlo en los escenarios (aunque algunos tendremos siempre la pena de no haber conseguido verlo en directo). Muchos dicen que nunca llegó a superar la pérdida de su gran amor, Marga, hace ya cinco años. Hoy se habrá reencontrado con ella.

Hoy se ha ido el maestro. Ése que sabía componer canciones que te hacían pensar y reconocerte en ellas. Ése que sabía componer canciones que casi treinta años después se siguen escuchando como si fueran nuevas, una y otra vez, sin cansarte de volver a oírlas.

Hoy se ha ido un gigante que consiguió sin pretenderlo hacer de su música la banda sonora de miles de vidas.

Y hoy, Antonio, sólo me queda desearte que descanses en paz, y darte las gracias por todo aquello que nos haces sentir. Hoy te has ido, pero no has muerto, porque vivo está tu recuerdo y viva está tu música. Alguien me decía esta mañana que siempre tendremos tu música. Y la verdad es que tú seguirás vivo mientras tu recuerdo siga vivo, mientras escuchemos tus canciones. Yo me comprometo a llevarlas allá donde vaya, porque sin duda, también son mi banda sonora.

Hasta siempre gigante. Descansa en paz.


jueves, 7 de mayo de 2009

Esa medusa asesina…

Si me preguntaran por el lugar que más me gusta del mundo, supongo que elegiría la playa. Sí, ese sitio de arena, agua y tranquilidad donde me abandono a la relajación y dejo que el mundo siga girando a su aire porque yo ya estoy en el paraíso.

Pero si hasta ahora la mayor amenaza de esa tranquilidad eran los domingueros y las construcciones a pie de playa que hacen casi imposible encontrar una zona virgen en la costa, ahora el cambio climático y la constante alarma en la que vivimos hacen que año tras año las medusas amenacen con amargar el verano de cualquier bañista.

Por si no teníamos suficiente miedo a las medusas normalitas, esas a las que estamos ‘acostumbrados’, la semana pasada los expertos alertaban de que la carabela portuguesa, más conocida como medusa asesina había llegado al Mediterráneo. Al parecer se habían visto grupos de hasta 50 ejemplares cerca de la costa de Murcia.

Como su propio nombre indica, la medusa asesina es catalogada como la más letal del mundo, puesto que su picadura puede ser mortal. Después de una década sin aparecer por el Mare Nostrum, los expertos han avisado de que podría producirse una colonización de esta especie.

Y las características de este animalito causan un poco de pavor. La carabela portuguesa se desplaza sobre la superficie del agua gracias a una vejiga rellena de gas que semeja una vela de barco y a la que se debe su nombre. La forma de globo azulado esconde unos tentáculos urticantes de hasta 30 metros de longitud que en su contacto con personas pueden producir quemazón, hinchazón y un paro cardíaco en personas alérgicas.

Seguro que estas particularidades alejan a más de uno de disfrutar de ese privilegio que los alicantinos tenemos tan cerca, y es que yo después de toda esta información ya me imaginaba en la orilla de la playa, mirando las olas y sin atreverme a darme el deseado chapuzón, o dentro del agua mirando la superficie por si avistaba algún enemigo con largos tentáculos. Ni que decir tiene que había abandonado la idea de hacer buceo de superficie por si alguno de estos ‘barquitos’ se cruzaba en mi camino.

Pero calma, que ha habido palabras de alarma, pero también un mensaje de tranquilidad. Y es que si las abundantes lluvias de este año han aumentado las alergias en primavera, parece que en verano puede reducir la llegada de las medusas. Según los expertos “con las precipitaciones se crea un cerco de agua fría y dulcificada que pueden reducir su llegada”.

Así que ante todo tranquilidad, que las medusas que tengan que llegar, llegarán, pero no olvidemos que otras temporadas se han anunciado llegada de grandes bancos y finalmente estas apariciones sólo fueron esporádicas. Con un poco de suerte nos libramos de esos animalitos tan majos. Por el momento, creo que lo mejor va a ser aprovechar y disfrutar de todos los placeres que nos ofrece la playa, y los miedos que se queden en casa. Eso sí, precaución… con esa medusa asesina.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Periodistas indefensos?

Día tras día desayunamos con noticias sobre la crisis, la famosa crisis que sólo ha sido desplazada de los periódicos por la psicosis a la gripe A. Pero ahora que parece que comienzan a remitir las noticias sobre el dichoso virus, seguro que las dificultades económicas seguirán llenando muchas páginas.

Con crisis o sin ella, estamos acostumbrados a ver cómo los medios sirven de soporte para denuncias de ciudadanos, partidos políticos o colectivos profesionales. Los periodistas parecemos los salvadores del mundo. Se denuncia en un medio y las cosas, en muchos casos, se solucionan. Profesores, funcionarios de justicia, sanitarios y un largo etcétera que ven en los medios la ventana para demandar sus derechos. Y para eso estamos, pero… ¿y los periodistas? ¿dónde denuncian sus derechos?

La crisis también nos ha tocado. Y las empresas periodísticas, dispuestas a no perder dinero, han cerrado delegaciones y recortado plantillas. Cerca de 3.000 periodistas en toda España se han quedado sin trabajo en estos tiempos de crisis, pero ¿quién sabe eso? ¿dónde se publica? Desde luego no son los propios medios los que se van a echar piedras en su propio tejado denunciando que esos periodistas (sus empleados) hacen jornadas interminables, sin ni siquiera tener un contrato en muchos de los casos. Ya sabemos que los colaboradores nutren las redacciones y se conforman con un sueldo mileurista por hacer un trabajo del que se supone formación y experiencia.

Las empresas siguen recortando plantillas y lo seguirán haciendo mientras el producto siga saliendo. Y de momento el periódico sigue estando en las vitrinas de los kioscos cuando vamos a comprarlo por las mañanas, porque aunque haya sido elaborado por la mitad de personal que hace unos meses, el producto sigue publicándose.

Lo que deberíamos preguntarnos es si la calidad también sigue siendo la misma. Seguro que no. ¿Acaso se puede pedir calidad periodística a un profesional que ha visto cómo la empresa ha tirado a más de la mitad de sus compañeros, sabe que el próximo puede ser él, y además se ha visto obligado a multiplicar las páginas que hacía a diario?

En este contexto es fácil perder el compromiso con los valores periodísticos, y de hecho, vemos cómo se van perdiendo y la prensa va perdiendo paulatinamente el reconocido prestigio del que ha gozado históricamente. Sabemos que el reconocimiento de la sociedad al periodismo podría salvarlo de la crisis, pero para ello hay que recuperar la calidad y la deontología profesional. Por ello, va siendo hora de regular el trabajo periodístico. Y la clave podría estar en la creación de colegios profesionales. Algunas autonomías ya cuentan con ellos, el resto debería tomar ejemplo para poder salvar una profesión necesaria para asegurar el derecho a la información.

lunes, 6 de abril de 2009

Y todo por quince días

Trabajamos y trabajamos. Y viendo el panorama, damos gracias por trabajar. Pero de vez en cuando deberíamos pararnos a pensar que es necesario VIVIR y ser felices. Os invito a ver uno de los mejores vídeos que he visto en mucho tiempo, una reflexión de lo que significa hacerse mayor. ¡Yo también me quedo con Peter Pan! Me quedo con la fantasía, con la vida...

Un nuevo blog

En el universo de la blogosfera hoy nace un nuevo espacio: éste. Parece que todo está dicho, pero puede ser que aún quede algo. No sé exactamente cuál es el objetivo: quizás la vanidad por dejar una huella por pequeña que sea, o quizás el deseo de aportar algo. Unas veces será una reflexión, otras un comentario de actualidad, y otras, cuando las palabras no basten o no sean necesarias, una foto o un video. '¿Y yo qué digo ahora?' es sólo un recién nacido, pero poco a poco se convertirá en algo más. El tiempo dirá en qué.