martes, 12 de mayo de 2009

La música está de luto



Hoy nos ha dejado uno de los grandes. Nos ha dejado esa mirada triste, alejada, ausente, melancólica. Y nos ha dejado un gran vacío a todos. Incluso a aquellos que nunca lo conocimos, pero a los que su música nos llegó muy dentro. Y es que la música de Antonio Vega ha marcado una época (incluso para aquellos que nacimos en los ochenta).

Empezó con Nacha Pop, y la mítica “Chica de Ayer” lo llevó a ser conocido por todos. Pero más allá de esta canción que marcó una época, Antonio Vega supo como nadie sobreponerse a las modas para estar en la actualidad musical, independientemente de lo que ésta marcara.

Esta mañana nos llegaba la noticia. Antonio Vega moría a los 51 años, al parecer, de una dolencia pulmonar. Y en ese momento a media España se nos encogía el corazón. Mientras leía la noticia no podía creer lo que estaba viendo. Y es que sus seguidores sabíamos que había pasado épocas malas. Quien no recuerda aquel concierto de los 40 principales en el que todos temblamos al verlo aparecer. Pero se iba sobreponiendo a los problemas y los fieles confiábamos en la recuperación del genio, en verlo en los escenarios (aunque algunos tendremos siempre la pena de no haber conseguido verlo en directo). Muchos dicen que nunca llegó a superar la pérdida de su gran amor, Marga, hace ya cinco años. Hoy se habrá reencontrado con ella.

Hoy se ha ido el maestro. Ése que sabía componer canciones que te hacían pensar y reconocerte en ellas. Ése que sabía componer canciones que casi treinta años después se siguen escuchando como si fueran nuevas, una y otra vez, sin cansarte de volver a oírlas.

Hoy se ha ido un gigante que consiguió sin pretenderlo hacer de su música la banda sonora de miles de vidas.

Y hoy, Antonio, sólo me queda desearte que descanses en paz, y darte las gracias por todo aquello que nos haces sentir. Hoy te has ido, pero no has muerto, porque vivo está tu recuerdo y viva está tu música. Alguien me decía esta mañana que siempre tendremos tu música. Y la verdad es que tú seguirás vivo mientras tu recuerdo siga vivo, mientras escuchemos tus canciones. Yo me comprometo a llevarlas allá donde vaya, porque sin duda, también son mi banda sonora.

Hasta siempre gigante. Descansa en paz.


jueves, 7 de mayo de 2009

Esa medusa asesina…

Si me preguntaran por el lugar que más me gusta del mundo, supongo que elegiría la playa. Sí, ese sitio de arena, agua y tranquilidad donde me abandono a la relajación y dejo que el mundo siga girando a su aire porque yo ya estoy en el paraíso.

Pero si hasta ahora la mayor amenaza de esa tranquilidad eran los domingueros y las construcciones a pie de playa que hacen casi imposible encontrar una zona virgen en la costa, ahora el cambio climático y la constante alarma en la que vivimos hacen que año tras año las medusas amenacen con amargar el verano de cualquier bañista.

Por si no teníamos suficiente miedo a las medusas normalitas, esas a las que estamos ‘acostumbrados’, la semana pasada los expertos alertaban de que la carabela portuguesa, más conocida como medusa asesina había llegado al Mediterráneo. Al parecer se habían visto grupos de hasta 50 ejemplares cerca de la costa de Murcia.

Como su propio nombre indica, la medusa asesina es catalogada como la más letal del mundo, puesto que su picadura puede ser mortal. Después de una década sin aparecer por el Mare Nostrum, los expertos han avisado de que podría producirse una colonización de esta especie.

Y las características de este animalito causan un poco de pavor. La carabela portuguesa se desplaza sobre la superficie del agua gracias a una vejiga rellena de gas que semeja una vela de barco y a la que se debe su nombre. La forma de globo azulado esconde unos tentáculos urticantes de hasta 30 metros de longitud que en su contacto con personas pueden producir quemazón, hinchazón y un paro cardíaco en personas alérgicas.

Seguro que estas particularidades alejan a más de uno de disfrutar de ese privilegio que los alicantinos tenemos tan cerca, y es que yo después de toda esta información ya me imaginaba en la orilla de la playa, mirando las olas y sin atreverme a darme el deseado chapuzón, o dentro del agua mirando la superficie por si avistaba algún enemigo con largos tentáculos. Ni que decir tiene que había abandonado la idea de hacer buceo de superficie por si alguno de estos ‘barquitos’ se cruzaba en mi camino.

Pero calma, que ha habido palabras de alarma, pero también un mensaje de tranquilidad. Y es que si las abundantes lluvias de este año han aumentado las alergias en primavera, parece que en verano puede reducir la llegada de las medusas. Según los expertos “con las precipitaciones se crea un cerco de agua fría y dulcificada que pueden reducir su llegada”.

Así que ante todo tranquilidad, que las medusas que tengan que llegar, llegarán, pero no olvidemos que otras temporadas se han anunciado llegada de grandes bancos y finalmente estas apariciones sólo fueron esporádicas. Con un poco de suerte nos libramos de esos animalitos tan majos. Por el momento, creo que lo mejor va a ser aprovechar y disfrutar de todos los placeres que nos ofrece la playa, y los miedos que se queden en casa. Eso sí, precaución… con esa medusa asesina.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Periodistas indefensos?

Día tras día desayunamos con noticias sobre la crisis, la famosa crisis que sólo ha sido desplazada de los periódicos por la psicosis a la gripe A. Pero ahora que parece que comienzan a remitir las noticias sobre el dichoso virus, seguro que las dificultades económicas seguirán llenando muchas páginas.

Con crisis o sin ella, estamos acostumbrados a ver cómo los medios sirven de soporte para denuncias de ciudadanos, partidos políticos o colectivos profesionales. Los periodistas parecemos los salvadores del mundo. Se denuncia en un medio y las cosas, en muchos casos, se solucionan. Profesores, funcionarios de justicia, sanitarios y un largo etcétera que ven en los medios la ventana para demandar sus derechos. Y para eso estamos, pero… ¿y los periodistas? ¿dónde denuncian sus derechos?

La crisis también nos ha tocado. Y las empresas periodísticas, dispuestas a no perder dinero, han cerrado delegaciones y recortado plantillas. Cerca de 3.000 periodistas en toda España se han quedado sin trabajo en estos tiempos de crisis, pero ¿quién sabe eso? ¿dónde se publica? Desde luego no son los propios medios los que se van a echar piedras en su propio tejado denunciando que esos periodistas (sus empleados) hacen jornadas interminables, sin ni siquiera tener un contrato en muchos de los casos. Ya sabemos que los colaboradores nutren las redacciones y se conforman con un sueldo mileurista por hacer un trabajo del que se supone formación y experiencia.

Las empresas siguen recortando plantillas y lo seguirán haciendo mientras el producto siga saliendo. Y de momento el periódico sigue estando en las vitrinas de los kioscos cuando vamos a comprarlo por las mañanas, porque aunque haya sido elaborado por la mitad de personal que hace unos meses, el producto sigue publicándose.

Lo que deberíamos preguntarnos es si la calidad también sigue siendo la misma. Seguro que no. ¿Acaso se puede pedir calidad periodística a un profesional que ha visto cómo la empresa ha tirado a más de la mitad de sus compañeros, sabe que el próximo puede ser él, y además se ha visto obligado a multiplicar las páginas que hacía a diario?

En este contexto es fácil perder el compromiso con los valores periodísticos, y de hecho, vemos cómo se van perdiendo y la prensa va perdiendo paulatinamente el reconocido prestigio del que ha gozado históricamente. Sabemos que el reconocimiento de la sociedad al periodismo podría salvarlo de la crisis, pero para ello hay que recuperar la calidad y la deontología profesional. Por ello, va siendo hora de regular el trabajo periodístico. Y la clave podría estar en la creación de colegios profesionales. Algunas autonomías ya cuentan con ellos, el resto debería tomar ejemplo para poder salvar una profesión necesaria para asegurar el derecho a la información.