jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Veinte años?



Los Simpson cumplen 20 años. ¿Cómo que los Simpson cumplen 20 años? ¿Ya? Pero si era una cría cuando empezaron. ¿Ya han pasado 20 años de eso? No puede ser. Pero el vértigo se apodera de mí cuando recuerdo una conversación en mi primer curso de universidad en la que una compañera me decía que los Simpson y El Mundo ya habían cumplido 10 años. Pero no pueden haber pasado ya 10 años de eso. No. No puede hacer casi 10 años que yo empezaba la universidad. Dios, cómo pasan los años. Entonces era apenas una niña de 18 añitos (aún no los había cumplido) y resulta que el año que viene hará 10 años que empecé Periodismo ilusionada, muy ilusionada de poder estudiar lo que me llevaría a hacer lo que me gustaba. ¿Y ahora? Ahora me planto con 27 tacos y con el síndrome de Peter Pan, ese que sufrimos muchos de mi generación. Y es que si hace casi 10 años que empecé la carrera, el año que viene hará cinco que la acabé. ¿Y qué he hecho en estos cinco años? Pues trabajar y trabajar (afortunadamente), pero sin querer echar raíces porque, eso sí, aún me queda mucho por hacer antes de “poner el huevo” y decidirme a hacer lo que toca después de estudiar y encontrar un trabajo.

Esto es sólo una pequeña reflexión de cómo pasan los años y sin que nos demos cuenta quedan ya muy lejos aquellas tardes en el CEU, aquellos años en la facultad que nunca olvidaremos, aquellas horas de grabación y de montaje lineal o no lineal, aquellos trabajos interminables, pero también aquellas horas de cafetería y aquellas personas a las que conocimos y pusimos en nuestras vidas para siempre, aunque no siempre los veamos o aunque pasen meses sin hablar con ellos.

Quizás esté nostálgica porque se acerca el final de año y aprovechamos para recordar y hacer balances. Y si me pongo a recordar no puedo olvidar que en estos diez años acabé la carrera, pero también he trabajado. Y cinco años dan para mucho. Para madurar (aunque uno se resista a ello), para aprender, para crecer y para pensar que nos vamos haciendo mayores, aunque no queramos. Dicen que “el que mata el tiempo no es un asesino, es un suicida”. Y es que queremos que los días pasen y cuando nos damos cuenta no sólo han llegado las vacaciones de Navidad o verano, sino que HAN PASADO 10 AÑOS.