miércoles, 8 de julio de 2009

Eso que saca lo mejor de nosotros

Hay tantas cosas que son capaces de sacar “lo mejor” de nosotros mismos que en algunos momentos te asustas al ver tu primera reacción. Ayer iba paseando con mi amigo Pere por la playa cuando de repente vimos amenazado nuestro cuerpo en un pequeño que lanzaba bolas de barro al aire. La primera reacción fue decir sin que nos pudiera escuchar algo así como “si me da, te tiro una bola a la cara…” u otra lindeza del tamaño de “te comes la arena”. Al fin y al cabo sólo era arena y agua, y teniendo en cuenta que estábamos en la playa y el pringue es seguro, en el peor de los casos hubiera bastado con darnos otro baño antes de irnos, pero aún así los peores instintos surgieron ipso facto, aunque claro está que al segundo siguiente estábamos riéndonos de nuestras ideas al ver la barbaridad que habíamos soltado, sabiendo que sólo era un niño.

Eso es sólo una tontería y la razón está injustificada, pero el mismo paseo dio para otras cosas. Ejemplo de ello un hombre que informaba a un bañista con la pala (raqueta) en mano de que aquel juego estaba prohibido en la playa. Debe ser que el dichoso hombre ha descubierto un lado peligrosísimo al tradicional juego de dos palas y pelota y por ello se sacó una nueva ley de debajo del brazo, sin tener en cuenta que, como dijo Pere, la casa donde seguramente vive y por eso se cree el dueño de la playa, está infringiendo la Ley de Costas. El mismo Pere le hubiera contestado “ah, ¿está prohibido jugar a las palas? Y usted, ¿vive en esas casas a diez metros de la playa?, pues creo que usted sí que está infringiendo la Ley, concretamente la de Costas”. Lástima que no se lo dijo a él, pero como hombre precavido se ha guardado la respuesta para el próximo.

Otra historia de la playa. Llego, busco un sitio con suficiente espacio para no estar encima de nadie y de repente empieza a llegar gente que se pega a mí, como si en la playa no quedaran metros y metros de arena para extender la toalla. Recordarme que mire si tengo algún imán de capullos en la piel que no encuentran otro sitio mejor para clavar la sombrilla que a 30 centímetros de mí.

Luego está la gente que va de lista y se cree que tú eres tonta. Esto puede pasar en casi cualquier sitio, pero uno de ellos son las colas. Estás esperando para ser atendido y de repente llega alguien que debe pensar que él es más guapo y no tiene que esperar. Debe ser que los demás somos tontos y nos gusta hacer cola.

Pero los que se llevan la palma, y ni que decir tiene que merecerían un amplio artículo sólo para ellos, son los macarras al volante (los macarras, los tipos que piensan que la carretera es suya, o aquellos que por llevar un gran coche piensan que son dios). Esta especie es, sin duda, la gente que más me saca de mis casillas. Y mira si soy tranquila, pero es subir al coche y me entra una mala leche cuando me encuentro a estos individuos. Las señales no existen para ellos, la distancia de seguridad debe ser como un chiste cuando te están besando el culo, a pesar de que tú vas a una velocidad aceptable. Y además de esto se piensan que tienen razón, aunque serían incapaces de escucharte porque el chumbachumba que llevan en el coche parece el hilo musical de la ciudad. Supongo que no se han planteado que su música no tiene por qué gustar al resto del mundo, y les debe parecer tan maravillosa que quieren compartirla con todos. Vamos, que entre la música al 100%, las ventanillas bajadas y los macrotubos de escape es imposible comunicarse con estos especimenes, así que lo que te queda es pegar un grito (que por supuesto no va a oír) y cabrearte con el mundo.

Y esas son algunas de las lindezas que sacan lo mejor de mí. Seguro que hay muchas otras que amenazan con amargarme el día, pero ante esta situación, creo que lo mejor es tomártelo con humor y después de ese primer impulso incontrolable, respirar hondo, pensar que el mundo está un poco tarado, pero que también hay gente maravillosa con quien reírte un poco. Así que a seguir girando con el mundo y a disfrutar de los tarados que consiguen sacar, ahora sí, lo mejor de ti.

1 comentario:

  1. Amiga mía, la tranquilidad y el sosiego son dos rasgos que siempre te han caracterizado y tus 'prontos' suelen ser efímeros y siempre cargados de ironía. El día que alguien consiga sacar lo mejor de ti en la vertiente mala, miedo me das. Serás como Michael Douglas en "Un día de furia", pero quizás darás más miedo.

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