miércoles, 10 de junio de 2009
No perdones la siesta
¿El mejor invento español? ¿La siesta? No lo sé y no me atrevería a hacer semejante afirmación, pero lo que tengo claro es que si puedo no la perdono. Después de casi nueve horas por el mundo (tras haberme levantado a las 7 de la mañana) y después de comer, lo que más me apetece es echarme esa cabezada que mi cuerpo necesita. Y digo cabezada por llamarlo de alguna manera, porque quien me conoce sabe que para mí una buena siesta tiene que durar 90 minutos. Y hoy, por fin, los estudios me dan la razón.
Europa Press informa de que “las siestas podrían mejorar la sensibilidad del cerebro a las emociones positivas”, según un estudio de la Universidad de California que se ha hecho público durante la reunión anual de la Asociación de Sociedades Profesionales del Sueño que se celebra en Westchester (Estados Unidos).
Pero la investigación va más allá y apuesta por las siestas largas. Hasta ahora la mayoría de estudios señalaban que la siesta debía durar aproximadamente 15 minutos y nunca alcanzar fases profundas. Sin embargo, estos investigadores han descubierto que “las siestas en las que el sueño llega a pasar por la fase REM (movimientos de ojos rápidos) refrescan la sensibilidad empática del cerebro para evaluar las emociones humanas al disminuir el sesgo negativo y amplificar el reconocimiento de las emociones positivas”. Según muestran los resultados, “los individuos que durmieron la siesta entre 60 y 90 minutos y pasaron por la fase REM aumentaron su receptividad ante la expresión facial de felicidad después de dormir. Por su parte, las personas que no durmieron siesta durante el día mostraron mayores reacciones ante la ira y el miedo”.
Yo no he participado en este estudio, aunque podría haberlo hecho (¿a quién no le gustaría que le llamaran para hacer un estudio en el que sólo tuviera que dormir una siesta de 90 minutos?), pero puedo asegurar que cuando el horario de trabajo te obliga a madrugar, lo que más te agradece el cuerpo es ese descanso a mitad del día. Te levantas un poco atontada, pero con fuerzas para continuar el día.
Exportada la siesta a otros países, seguimos sumando beneficios a la siesta, así que os invito a practicarla, dentro de vuestras posibilidades, claro está. Dejad la ira y el miedo para otros y buscar las emociones positivas. Seguro que vuestro cuerpo y mente os lo agradecen.
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